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En la primera parte de la entrevista al padre Juan Debesa conocíamos cómo se gestó su vocación y forjó su espiritualidad. Ahora, continuaremos profundizando en lo cotidiano de su quehacer pastoral.
Oración de cabecera
Su oración predilecta es el Oficio divino. El padre Juan lo considera una guía para cada jornada, junto con una oración “concreta, breve y profunda” a la Virgen María que versa: “Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo" y que recomienda sin dudarlo a quienes suelen dormirse cuando rezan el rosario.
Párroco y canónigo
En medio de su quehacer pastoral, el padre Juan dedica el día viernes a ser canónigo de la Catedral Metropolitana, labor que considera “un reconocimiento a la trayectoria académica y pastoral”.
Los canónigos son “la puerta de la Catedral”, acogen, confiesan, celebran Misa y tienen funciones litúrgicas en celebraciones como el Te Deum, explica. Además, de reuniones de coordinación con otros sacerdotes canónigos, el padre Juan tiene una especial misión en la dimensión histórica y teológica de la Catedral.
Aun así, “celebrar la Misa es lo más grandioso que hay”, afirma, además de realizar confesiones, para escuchar, acompañar a las personas y celebrar los sacramentos.
Comunidad parroquial
Junto con destacar la gran participación de mujeres, el padre Juan expresó que le “ha impresionado lo organizado que está todo. Uno se sube a un barco que ya va navegando”. “Aquí me dedico a consolar, escuchar, celebrar”, dijo.
En ese sentido, nuestro párroco nos invitó a “ser luz y mensajeros de paz”, “un faro, un referente para los demás, encendidos en el amor de Cristo, pacificados y serenos en medio de las tormentas porque Jesús está con nosotros”.
Y acercándonos al próximo Pentecostés, el padre Juan nos invitó a que este tiempo sea una “renovación” “de nuestra vocación al entendimiento. No al enfrentamiento”. Porque “sinodalidad es caminar juntos, no es uniformar. San Agustín decía: ‘En todo lo esencial, unidad; en todo, caridad. Integrar, no excluir’”, concluyó nuestro párroco.