Con profunda emoción celebramos la Misa por los 60 años de ordenación sacerdotal del padre Roberto Espejo Fuenzalida, una Eucaristía marcada por la alegría y la memoria agradecida.

La celebración fue presidida por el padre Roberto fue concelebrada por el Arzobispo de Santiago, cardenal Fernando Chomali; el Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Alberto Lorenzelli; el Vicario de la Zona Cordillera, padre Pedro Ríos; nuestro párroco, p. Juan Debesa; otros sacerdotes y diáconos.

Junto con la comunidad y también, la familia del padre Roberto, vivimos una verdadera fiesta espiritual de quien dejó una huella profunda en nuestra comunidad durante 20 años de servicio pastoral.

El ambiente estuvo lleno de gratitud. Gratitud por su vida entregada, por su testimonio sencillo, cercano y también por la humildad con la que el padre Roberto pidió perdón por sus faltas, recordando que el camino sacerdotal es también un camino permanente de conversión.

En sus palabras, el padre Roberto hizo un recorrido por su historia vocacional, desde el momento en que decidió ingresar al seminario hasta el presente, compartiendo que hoy vive en Santa Rosa de Lo Barnechea junto al padre Iván Paz.

Con su sello característico, se mostró muy feliz, sereno y con su habitual sentido del humor, regalando a la asamblea palabras llenas de humanidad y esperanza.

El cardenal Chomali expresó que al padre Roberto "le queda mucha cuerda. Y creo, padre Roberto, que tu vida ha valido la pena. Tú has construido un mundo mejor. Todas tus acciones, que solo Dios conoce, en el confesionario, en el altar, en tu vida misionera, en tu vida como formador, en tu vida como profesor, todo ha contribuido a dejar un mundo mejor”, aseguró.

“Me atrevo a decir que, a los ojos de Dios, tu presencia ha cambiado. Chile ha cambiado de estado, y sin tu vida sacerdotal Chile sería distinto. Tu presencia ha sido única, ha sido intransferible, y sin lugar a dudas eso es un motivo de acción de gracias a Dios”.

“Ha sido un mundo más humano y le has dejado a las futuras generaciones un mundo mejor, gracias a tu acción”, afirmó el cardenal Chomali.

Signos de para toda la vida

Hacia el final de la Misa, el padre Roberto explicó que el ornamento que llevaba puesto fue hecho por sus tías en Alemania cuando fue ordenado sacerdote. “Tiene ya más de sesenta años y todavía sirve”, expresó.

Asimismo recordó que el cáliz con el que celebra la Santa Misa, fue confeccionado por un artista en la ciudad de Colonia, en Alemania. “Lleva una argolla, la de mi mamá, y una piedra, un cristal de roca. La argolla de mi papá está dividida en distintas partes del cáliz”.

También tuvo palabras para sus compañeros seminaristas. “Nos ordenamos veinticuatro. Terminado el Concilio Vaticano II, quedamos diecinueve; los otros se retiraron. Y hoy solo quedamos cuatro”, explicó.

“Gracias nuevamente y se me olvidó un pequeño detalle: pedir perdón. Pedir perdón por todas mis faltas, por todas las cosas malas que he hecho en mi vida. Pedir perdón así al Señor, desde aquí, frente a la comunidad, porque no soy santo”, sostuvo.

”Pero sí, lo único que quiero es ser santo. Si otros han podido hacerlo, ¿por qué yo no? Entonces los invito a todos a la santidad, a ser santos donde estemos y donde Dios nos tenga”, concluyó su mensaje.

Con ese llamado a la santidad, que nos recuerda que una vida entregada a Dios siempre deja huella y sigue dando fruto, deseamos que Dios siga preservando en su ministerio al padre Roberto. ¡Felices 60 años de sacerdocio!

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