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Queridas hermanas y hermanos en el Señor,
Después de haber celebrado, el pasado 14 de agosto, 41 años de sacerdocio, solo me queda agradecer al Señor su inmensa bondad al llamarme a este hermoso ministerio de entrega y de servicio a Dios y a ustedes en la Iglesia. Aprovecho de agradecer la numerosa participación de muchos de ustedes en la Misa de celebración de esa tarde, vísperas de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen a los Cielos.
La semana recién pasada tuve la alegría de participar en el Retiro Anual de Sacerdotes de Santiago, que cada año hacemos para renovarnos espiritualmente en torno a la Palabra de Dios.
Nuestro predicador, el padre Carlos Ponza Rodríguez, sacerdote diocesano de la diócesis de Córdoba, Argentina, nos iluminó y nos guió en una contemplación y reflexión muy profunda de los textos bíblicos, pasando por el libro del profeta Jonás, el ciclo del profeta Elías, los evangelios de san Lucas y el final del evangelio de san Juan, concretamente el capítulo 21.
Quisiera compartir algunas conclusiones personales que saqué de estos días intensos de oración y de gran profundidad para la vida espiritual mía, y pienso que también servirán para ustedes:
Pidamos al Señor, por intercesión de María, que nos ayude a ser fieles testigos de su Hijo Jesús en el servicio y en la entrega a nuestros hermanos. Estas reflexiones continuarán.
Los bendice su párroco,
Padre Juan Debesa Castro.