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Queridas hermanas y hermanos en el Señor:
Este sábado 8 de noviembre comenzamos un nuevo mes dedicado a la Santísima Virgen María. Todos los años, al comenzar la Oración Inicial y la Oración Final, irrumpen de la memoria colectiva esas hermosas palabras que van desgranándose como las cuentas de un rosario de Avemarías.
No hay noticia precisa sobre los inicios de la celebración del Mes de María en Chile. Dado el carácter mariano del comienzo de la evangelización, no parece exagerado afirmar que la devoción existiera desde el principio. Sí se dispone de información sobre el origen de la estructura que tiene hoy el Mes de María.
Fue el rector del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas (1822-1897) y primer rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile entre 1888 y 1897, quien señaló la manera de prepararse para la definición del dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX. Es probable que él conociera la costumbre europea de celebrar el Mes de María en mayo y ubicó la celebración en Chile desde el 8 de noviembre al 8 de diciembre como una manera de dirigirse a la Virgen.
Tuvimos la suerte de que Monseñor Rodolfo Vergara Antúnez (1847-1914), rector de la Pontificia Universidad Católica desde 1898 a 1914, compusiera las oraciones que hoy tenemos para comenzar y terminar dicha práctica.
Su estructura —una especie de prosa poética, incluida la métrica— facilita retenerlas en la memoria y explica que los chilenos las recen con fidelidad. Pronto se extendieron por las iglesias e instituciones santiaguinas y partieron al resto del país, que se vio aludido y urgido por el amor a María, con una devoción entrañable y querida por todos.
Esperamos que los frutos de este nuevo Mes de María sean frutos de paz, de unidad y de prosperidad para todos los chilenos.
Los bendice,
P. Juan Debesa Castro
Párroco