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Francisco I (2013-2025)
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de emigrantes piamonteses: su padre, Mario, era contador y empleado en el ferrocarril, mientras que su madre, Regina Sívori, se ocupaba de la casa y de la educación de los cinco hijos. Se diplomó como técnico químico. El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal. El 22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua como jesuita. Fue elegido Papa el 13 de marzo de 2013, a los 76 años, y es el 266.º Papa de la Iglesia Católica.
Realizó varios viajes apostólicos por el mundo, que incluyeron a Chile y Perú entre el 15 y el 22 de enero de 2018. Entre sus principales documentos se encuentran 4 encíclicas, 7 exhortaciones apostólicas, 39 constituciones apostólicas y varias cartas apostólicas. En las Audiencias Generales de los miércoles concurrieron miles de peregrinos, sin contar las demás audiencias y ceremonias religiosas, donde se encontró con millones de fieles.
Su nombre de Papa, según su relato, surgió así: una vez que había sido elegido, un cardenal amigo suyo se acercó, lo abrazó y le dijo: «No te olvides de los pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre... ¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!» (Discurso en el encuentro con los medios de comunicación, 16 de marzo de 2013).
En la primera audiencia con todos los cardenales, celebrada el viernes 15 de marzo de 2013, animaba a la evangelización señalando:
«(…) es Cristo quien guía a la Iglesia por medio de su Espíritu. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, con su fuerza vivificadora y unificadora: de muchos, hace un solo cuerpo, el Cuerpo místico de Cristo. Nunca nos dejemos vencer por el pesimismo, por esa amargura que el diablo nos ofrece cada día; no caigamos en el pesimismo y el desánimo: tengamos la firme convicción de que, con su aliento poderoso, el Espíritu Santo da a la Iglesia el valor de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, para llevar el Evangelio hasta los extremos confines de la tierra (cf. Hch 1,8). La verdad cristiana es atrayente y persuasiva porque responde a la necesidad profunda de la existencia humana, al anunciar de manera convincente que Cristo es el único Salvador de todo el hombre y de todos los hombres. Este anuncio sigue siendo válido hoy, como lo fue en los comienzos del cristianismo, cuando se produjo la primera gran expansión misionera del Evangelio».
Gran impacto tuvo su encíclica sobre ecología, Laudato si’, destinada al cuidado de la casa común. Ella comienza con el conocido cántico:
«1. “Laudato si’, mi’ Signore” – “Alabado seas, mi Señor”, cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”.
2. "Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura".
No menos relevante es su encíclica Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social. También comienza con invocación al santo italiano, al señalar:
1. “Fratelli tutti”, escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio. De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro “tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él”. Con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite.
2. "Este santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la encíclica Laudato si’, vuelve a motivarme para dedicar esta nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social".
El Papa Francisco falleció el lunes 21 de abril, a los 88 años. Su papado estuvo marcado por una reiterada llamada a un mayor compromiso en la vida cristiana, a evitar la atracción del materialismo, para retornar a las fuentes de la verdadera espiritualidad: los sacramentos; la devoción a Nuestro Señor, sobre todo a su Pasión; la confianza filial en la Virgen; el recurso a la intercesión de los santos.
Autor: Crodegango